Mi padre Jorge Luis Leoncio Hildebrandt Dávila nació en el Callao el día 12 de Septiembre de 1898. Hijo legítimo de Don Augusto Hildebrandt y Doña Esmeralda Dávila tuvo cuatro hermanas y un sólo hermano que fue pionero de la aviación peruana como lo refiere Jorge Basadre (1) en esta cita “…Otro marino y aviador como Huguet, Carlos Augusto Hildebrandt Dávila, “as” entre los nuevos pilotos de entonces, perdió la vida en Ancón mientras manejaba su bote-volador el 22 de noviembre de 1921…” (p.3020)
Muy joven entró a la marina mercante nacional como consta en su libreta de identidad y servicios de oficial de los años 1924-1929. Comenzó su aprendizaje en 1915 en el vapor Iquitos como practicante de máquinas, haciendo un tiempo total de embarque de 10 años. En 1924, estando ya casado con su primera esposa, se encontraba embarcado a bordo del buque a vapor Rímac como segundo ingeniero, luego fue nombrado al vapor Mantaro mereciendo por sus servicios certificación de” conducta y habilidad profesional muy buenas".
Poco tiempo después dejó la marina para irse a trabajar como ingeniero mecánico a las haciendas de Chiclín y Paramonga. Posteriormente trabajó como empleado de la casa Wiesse y otras empresas de prestigio, incluyendo las empresas de sus hijos mayores donde ocupaba el puesto de Director.
Es absurdo lo que ha venido sosteniendo en diversos medios de comunicación su hijo periodista César Hildebrandt de que mi padre tenía un hijo en cada puerto y por ello sus medios hermanos son innumerables. Gran mentira del “periodista con mayor credibilidad” según la fama que le otorgan quienes no conocen la verdadera historia.
Mi padre formó tres familias pero en orden cronológico sucesivo. No fue como dice el famoso periodista ni tan prolífico y menos “proletario” como se ha atrevido a llamarlo en el programa de Nicolás Lúcar. Lo que es simplemente una opinión personal no debe ser generalizado como una verdad absoluta para desacreditar su memoria.
De su primer matrimonio mi padre tiene cuatro hijos (uno falleció en el año 1967)todos muy honorables, entre ellos Martha, que estuvieron muy cerca de él los últimos años de su vida.
De su segundo compromiso tiene cuatro hijos incluyendo a César.
Por el problema que César mismo ha referido (1), el hecho de que las dos primeras mujeres de mi padre fueran hermanas se produjo una situación tan insoportable que mi padre terminó enamorándose de mi madre, una mujer 20 años más joven, que le brindó un hogar sencillo pero lleno de afecto donde él se sentía muy a gusto. Después de llegar del trabajo se ponía a arreglar artefactos o muebles o a sembrar plantas en su jardín.
Del matrimonio con mi madre nacimos mis dos hermanas Cecilia , Sandra y yo, y un sólo hermano, Jorge Augusto, que murió en un terrible accidente el mismo año que murió el último de sus hijos mayores llamado Luis.
Durante toda su vida mi padre conoció a gente de renombre y fue muy respetado por todos. Alguna vez deseando participar en política fue candidato para diputado y se presentó como independiente pero no obtuvo los votos suficientes. Durante la etapa que vivió con nosotros fue un entusiasta belaundista . Recuerdo que cuando era niña nos fuimos mis padres y yo a felicitar a Fernando Belaúnde por haber ganado las elecciones en su primer gobierno ya que vivíamos a pocas cuadras del insigne mandatario.
Pero lo que más recuerdo son las frases con las que me enseñó a ser fuerte , a luchar por mis principios, a trabajar duramente, a desarrollarme intelectualmente, a ser honrada y mantener limpio su apellido que nos daba como su mejor herencia. Su estilo de educar se basaba en una libertad con responsabilidad, estilo que adopté yo misma a la hora de educar a mis hijos.
Yo puedo dar testimonio de lo mucho que quiso a todos sus hijos, que nunca los dejó abandonados, los educó a todos según sus posibilidades y estaba pendiente de ellos aún cuando ya estaban casados.
Alguna vez lo escuché hablando con su amigo Octavio Mavila para comprarle una grabadora parecida a la que le habían robado a César cuando trabajaba en Caretas. Hablaba con admiración de la valentía de su hijo y siempre tenía miedo de que algo le pasara por su temerario estilo periodístico.
Martha siempre fue su adoración pero yo era su confidente. Mi padre siempre hablaba de su”mamita” y decía que me había puesto Esmeralda porque yo me parecía a ella. Una vez, en mi presencia, Martha le reprochó a mi padre no haberle puesto el nombre de la abuela a ella por ser la mayor y porque se jactaba de haber heredado su genio.
A mi abuela paterna yo no la conocí pues nací dos años después de su muerte.
Mi padre , a pesar de querer a todos sus hijos, tenía cierta predilección por sus hijas mujeres y los días sábados las visitaba llevádoles algo de regalo y a su regreso venía con lo que ellas le daban, ya sea un canario que le regalaba Martha o un frasco de mermelada que le regalaba su hija Matilde. Era un compartir permanente esas visitas de los sábados.
Además de caballero, era generoso como pocos. Repetía la frase : “la generosidad es el más grande egoísmo” y se estaba refiriendo a la satisfacción que sólo puede sentir el que sabe dar a los demás. Era un hombre extremadamente culto pero sencillo, con esa sencillez que sólo demuestran los grandes hombres. Religioso sin religión. Le gustaban mucho los niños, los animales , los libros y la música clásica. Le encantaba llenar los geniogramas del Comercio ayudado de una lupa y de unos diccionarios viejos. Ese señor era mi padre.
Mi padre murió a los 94 años el día 9 de Mayo de 1993, al lado de mi madre y rodeado de todos sus hijos, a excepción de César que estaba en el extranjero.
Yace enterrado en el Cementerio Británico antiguo de Bellavista, en la misma tumba donde descansa mi madre desde el año pasado.
Este 12 de Setiembre lo hemos recordado mis hermanas y yo, las menores de sus hijas, con todo el amor y el respeto que le profesamos siempre.
¡DONDEQUIERA QUE ESTÉS PAPITO, TE AMAMOS!
SANDRA, CECILIA Y LALA
(1) Revista Oiga, Nº642 , junio de 1993, p. 52-55
Realmente te admiro por ese gran amor a la memoria de tu sr. Padre y comparto contigo porque también guardo ese amor y recuerdo permanente hacia mi adorado Padre.
ResponderEliminarMi papi, pieza fundamental en este rompecabezas que es mi vida y que aún no termino de armar, tengo los mejores recuerdos de nuestra vida en familia, incluyo los felices y los no tanto....gracias por recordarme eventos que ya ni se asomaban a mi mente y no pares de escribir, te quiero mucho! Ceci
ResponderEliminarexcelente!
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