martes, 8 de julio de 2008

LADRAN SANCHO...¿señal que avanzamos?


A unas cuantas horas del paro nacional convocado por la CGTP mientras se movilizan la policía y las fuerzas armadas para mantener el orden y el Gobierno no se explica porque a pesar de tanto crecimiento la gente está tan descontenta, considero interesante rescatar algunos datos de la publicación “La democracia en el Perú” (1)
La percepción de los peruanos encuestados en el estudio, más de 11 000 personas en más de
5 000 viviendas (áreas urbanas y rurales) sobre diversos aspectos ( 11 dimensiones) de la democracia es muy revelador.
Por ejemplo cuando a una gran mayoría que piensa que la democracia existe pero funciona mal se le pregunta ¿de quién es la culpa? La respuesta es ampliamente contundente alrededor del 90% de todos los grupos : de los políticos.
En cuanto al tema de la utilidad de la democracia la mayoría considera que es su derecho a elegir y la de menor utilidad la consecución de una mejor calidad de vida. Como el mismo estudio refiere, para la mayoría de peruanos “la democracia no se come”.
En el capítulo dos que trata el tema ¿Qué sabemos en el Perú de la política?, el informe señala que la asociación entre el grado de educación y el conocimiento sobre política es evidente.
Contra lo que podríamos pensar, Lima se quedó atrás pues el conocimiento es mayor en las ciudades capitales de provincia de la Costa y en la región Selva.
“…la capital ha dejado de ser un centro privilegiado y se convierte cada vez más en una población grande y con oportunidades pero a la vez con enormes masas de población en situación de miseria desatendida, y con ello, de incultura política…” (p.37)
Más adelante en el capítulo cuatro, se relaciona la poca participación de la gente en política con la desengaño para con los políticos y luego se citan dos efectos de esta animadversión: el primero, que las personas se auto marginan de la política porque la consideran un tema desagradable o que los desacredita y el segundo, que esta inhibición de personas que serían de gran utilidad para el desarrollo de la democracia, con su auto marginación, refuerzan el estado de cosas.
El capítulo cinco que trata sobre la proximidad o lejanía del Estado y las Instituciones, si se analiza detenidamente, puede permitirnos entender mejor el grado de exclusión y segmentación que caracteriza a nuestra sociedad donde la crisis institucional se hace más evidente cada vez que se producen situaciones como el paro de mañana.
Más preocupante es lo referente a las opiniones extremas de la gente, contenido en el capítulo nueve “Radicalismos, sombras y riesgos”.
Otro tema importante es el tratado en el capitulo siete que dice: “Hay en el Perú democracia en el trabajo?...El trabajo en el país consolida sistemas de exclusión, que se dan desde la satisfacción de necesidades básicas, en especial educación y salud, hasta los propios mecanismos para conseguir empleo. Desde el punto de vista de igualdad de oportunidades, estamos ante un sistema predominantemente cerrado, con escasos márgenes de ascenso social para las mayorías de menores recursos.
En las relaciones laborales, al interior de lo que denominamos la formalidad pública y privada , también es difícil apostar por una calificación democrática. Los centros de trabajo reproducen esquemas autoritarios y conflictivos, establecen estratificaciones, son renuentes a la vida dialogal y a la administración horizontal, con decisiones respetadas y compartidas. En el campo y en la esforzada informalidad se mantienen patrones verticalistas, persecución y abusos de autoridad…”

(1)“La Democracia en el Perú . Vol 1” PNUD. Publicaciones
http://www.pnud.org.pe/frmPubDetail.aspx?id=41


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