¿Cuándo empezamos a medir el desarrollo?

Foto La Raza online

Revisando los últimos artículos de la OECD Observer encontré uno de Enrico Giovannini que me pareció muy interesante y me detuve ante la frase : "Se siente confundido acerca de la situación de su país y hacia dónde está yendo?.."

"Siiiii...claro!...qué comes que adivinas"..respondí al toque y probablemente así responderían ante la pregunta una gran mayoría de peruanos. Si el crecimiento económico fuera el equivalente de bienestar hoy todos los peruanos estaríamos ñatos de la risa al tener una tasa de 7% como la de este mes. Pero sucede que ahora las cosas han cambiado y los viejos indicadores, como por ejemplo el ingreso per cápita, no nos dicen nada dado el carácter muldimensional del desarrollo . El mundo está más preocupado por relacionar los estadísticos con aquellos aspectos que representen para los ciudadanos una mejor calidad de vida la cual se mide por el acceso a los servicios escenciales como educación, salud, empleo, agua potable, seguridad ciudadana, etc, etc. Tendríamos que hablar en forma general de sostenibilidad, bienestar y calidad de vida desde el ámbito local, regional y nacional si queremos darle una mirada al desarrollo en nuestro país. Dice el autor del artículo que el bienestar depende en parte de la transparencia y la rendición de cuentas del quehacer político de los gobiernos. Que un proceso político saludable requiere de una ciudadanía con acceso a una información exacta acerca de las metas de las políticas económicas, sociales y medioambientales tanto para estar enterada como para evaluar sus posibles resultados.

No hay recetas ni tampoco es posible simplificar el tema del desarrollo a unas cuantas políticas públicas, lo que sí es urgente es que hay que ir atacando todo aquello que restringe su avance como es: la falta de instituciones o instituciones ineficientes, la inseguridad jurídica y la corrupción, la informalidad en la economía asociada a los grandes costos de la formalidad, la falta de transparencia y rendición de cuentas de los organismos públicos, la distribución regresiva y centralista del gasto que castiga principalmente a las áreas rurales, la fragmentación asociada a la gestión pública y especialmete al tema medio ambiental, por señalar sólo algunos problemas.